¿Qué mejor escaparate que las redes sociales para buscar trabajo? Es lo que han pensado miles de personas que utilizan sus perfiles en distintas plataformas como Facebook, Twitter, Linkedin o Tuenti para la noble tarea de encontrar empleo o mejorar el actual. Sin embargo, el sentido común y algunas noticias que han aparecido últimamente aconsejan no hacer demasiado caso a las ofertas de trabajo que circulan por las redes sociales, ya que muchas de ellas son sencillamente estafas.

Seguridad en internet - Conversia

El pasado mes de noviembre, la asociación Facua-Consumidores en Acción advirtió del aumento de falsas ofertas de trabajo que aprovechan la crisis económica actual para embaucar a desempleados con oportunidades laborales que no llegan a fructificar nunca. Facua puso en marcha una campaña contra estas ofertas que está moviendo con el hashtag #falsoempleo. Y en un decálogo que hizo sobre este tipo de ofertas, figuraban algunas que utilizan internet, y en concreto las redes sociales, para su divulgación.

Una de las falsas ofertas más comunes es aquella que sólo busca captar datos personales. El usuario cree estar interesándose por una oportunidad laboral muy atractiva con ganchos como: «Para los mejores gerentes se otorgan bonos a parte del sueldo fijo de 1.500 euros al mes, 2.500 por jornada completa» o «he ganado 136.419 euros en solamente 20 semanas desde que aplico el método y las instrucciones de Julien, el millonario». Sin embargo, lo que está haciendo realmente es enviar sus datos personales a listas de envío de publicidad masiva, e incluso, ser víctima de ataques en su sistema.

También es habitual toparse por las redes sociales con encuestas que supuestamente te harán ganar mucho dinero. «¿Te imaginas cuánto podrías estar ganando completando tan sólo unos cuantos de estos cuestionarios todos los días?», señalan los mensajes de alguna de estas ofertas. Se ofrece la posibilidad de tener un ingreso extra desde casa con tan sólo rellenar unos cuestionarios mediante el ordenador para empresas que necesitan la opinión de los consumidores. Pero el acceso a estos cuestionarios no es gratis. El usuario debe pagar incluso más de 25 euros por unas listas de direcciones donde supuestamente encontrará las bases de datos con estas empresas.

Otro de los casos que denuncia Facua es el «hágase rico, o casi, fabricando productos desde casa». El dinero que se solicita es el teórico coste del material con el que el usuario se dedicará a fabricar productos desde casa para venderlos a través de la empresa. Después, el afectado cae en la cuenta de que en realidad no ha hecho más que comprarles un material inútil con el que no ganará lo prometido.

También existen supuestos empleos condicionados a la contratación de cursos. En su publicidad en distintos medios, determinadas academias de enseñanza muestran la falsa promesa de que el usuario encontrará empleo en cuanto finalice uno de sus cursos por sus supuestas relaciones con determinadas empresas. Más lejos llegan centros de enseñanza que se hacen pasar por ofertantes de empleo en sus anuncios y los condicionan a la contratación de cursos.

Por su parte, el llamado spam de la crisis consiste en pedir dinero para falsos gastos administrativos. Es decir, ofertas de trabajo en las que, cuando el usuario se interesa, se le solicita que ingrese en una cuenta bancaria una cantidad para unos supuestos gastos del contrato o del envío del material para trabajar. Tras abonar lo que le pide, la empresa desaparece o incluso vuelve a contactar con el afectado para seguir pidiéndole dinero hasta que acaba siendo consciente del timo.

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