El gigante tecnológico Google se somete a juicio en Washington por acuerdos antimonopolio con Apple y otras compañías. El proceso judicial se inició en 2020 tras una denuncia del Departamento de Justicia de Estados Unidos por una supuesta imposición de Google como motor de búsqueda predeterminado en dispositivos de diferentes marcas.  La acusación afirma que los convenios con diversas empresas, como Apple o Android, han limitado la competencia de mercado, perjudicando a otros motores de búsqueda (véase Internet Explorer, Bing, etc.).

El juicio se inició el 12 de septiembre y se prevé que se alargue durante 10 semanas. Por el estrado pasarán algunas de las personalidades de mayor relevancia del sector tecnológico. El juez Amit P. Metha será el responsable de dictar sentencia, aunque se podrá recurrir ante un tribunal de apelaciones y, potencialmente, en la Corte Suprema.

Acusación del Departamento de Justicia

El Departamento de Justicia de EE.UU acusa a Google de abusar de su posición dominante en los servicios de búsqueda, imponiéndose sobre otras alternativas existentes en el mercado. Los datos muestran que Google acapara en EE.UU el 90 % de las búsquedas realizadas en Internet y casi el 91% del mercado mundial. Así, la acusación sostiene que, para alcanzar esta cota de mercado, Google ha realizado prácticas comerciales anticompetitivas mediante acuerdos con otras empresas, fabricantes de teléfonos y empresas de navegadores de internet, para bloquear la posición de sus rivales y dejarlos fuera del mercado.

Como resultado de estos acuerdos con empresas como Apple, Samsung o Mozilla, Google ha sido el motor de búsqueda predeterminado para millones de usuarios de Internet. El gobierno argumenta que Google realizó pagos multimillonarios a estas empresas para limitar la participación de sus rivales en el mercado de búsqueda en línea.

La demanda reclama que se decrete que Google actuó ilegalmente, que se obligue a la compañía a cesar en sus supuestas prácticas de abuso de posición dominante y que se adopten las “medidas estructurales necesarias” para reparar cualquier daño anticompetitivo.

La versión de Google

El gigante tecnológico se defiende de las acusaciones diciendo que son las empresas las que diseñan sus interfaces de manera independiente y las que permiten presentar ofertas para motores de búsqueda. Afirma que sus prácticas comerciales son legales y habituales y que se basan en la calidad de sus servicios y las preferencias de los consumidores. Kent Walker, presidente de Asuntos Globales de Alphabet, la empresa matriz de Google, indicó que “pagar a los fabricantes de dispositivos y a las operadoras por la promoción adicional de servicios como Chrome y Search es similar a que un supermercado cobre a una marca de cereales por poner sus productos a la vista en una estantería o al final de un pasillo”.

Además, argumenta que la elección de la gente por su buscador se fundamenta en las propias características del servicio, que considera que son superiores a las de su competencia.

Consecuencias de la sentencia

El resultado del juicio, con un fallo en contra, tendría consecuencias significativas, no sólo en el negocio de Google, sino también en la actividad de otras compañías de Silicon Valley, ya que supondría frenar el poder de las grandes empresas tecnológicas.

Además, Google podría afrontar, probablemente, una sanción millonaria, que tendría consecuencias a nivel de cotización y pérdida de valor en bolsa en el corto plazo.

El Departamento de Justicia también tendrá prohibido firmar acuerdos exclusivos de distribución para permitir a otros motores de búsqueda más prominencia.