En muchos hogares es probable que estas navidades, el Papá Noel, el Tió, el Olentzero o los Reyes Magos hayan dejado algún juguete conectado para los más pequeños de la casa, juguetes que, a simple vista, son inofensivos pero que pueden comportar algunos problemas para la privacidad y la protección de datos de los menores. En este post de Conversia te damos algunos consejos para convivir con ellos de una forma segura y responsable, extraídos de la Guía para el uso seguro de juguetes conectados publicada por el Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE) y la iniciativa Internet Segura For Kids (IS4K).
¿Qué es un juguete conectado?
Los juguetes conectados son aquellos que incorporan nuevas funcionalidades de conectividad para interactuar con otros dispositivos, como tabletas y móviles, o para intercambiar datos a través de Internet. Pueden responder a órdenes o preguntas, grabar o transmitir imágenes en tiempo real, grabar, reproducir o reconocer la voz, conectarse al móvil a través de aplicaciones, comunicarse con otros usuarios o navegar a través de Internet, etc.
Se deben diferenciar de aquellos otros juguetes tecnológicos que no poseen la capacidad de “conectarse” como, por ejemplo, un coche dirigido por radio control o un muñeco que reacciona a las órdenes, pero sin conectarse a Internet ni a un dispositivo.
¿Con qué finalidad recogen datos estos juguetes?
Muchos juguetes conectados utilizan información personal del menor durante el juego. En la política de privacidad, el fabricante debe especificar quién es el responsable de la información que se va a recopilar, para qué va a ser utilizada y cómo pueden ejercerse los derechos para acceder, rectificar o cancelar estos datos. En el momento de utilizar el juguete o la aplicación vinculada, el usuario acepta todas las condiciones establecidas por el fabricante.
Al recopilar y almacenar la información, es habitual que se esté creando un perfil con todos los datos recogidos durante el juego: desde la edad del menor, a sus gustos, intereses o, incluso, la localización, entre otros. Estos datos pueden tener más de un objetivo: personalizar la experiencia del juego, utilizarlos para publicidad dirigida o venderlos a otras empresas para que los utilicen según sus propios objetivos comerciales.
¿A qué riesgos están expuestos estos datos?
Los datos que recopilan los juguetes conectados están expuestos a varios riesgos. En primer lugar, estos datos están expuestos a los riesgos del propio juguete como, por ejemplo, que una persona ajena consiga conectarse directamente con el juguete. En segundo lugar, hay riesgos relacionados con el almacenamiento de datos, ya que si se hace un mal uso de esa información se podría filtrar en Internet y podría dañar a la reputación del menor y la de su familia.
También, hay riesgos a nivel socioeducativo, ya que algunos juguetes conectados permiten el contacto con personas desconocidas durante el juego, por ejemplo, para comunicarse con otros jugadores que estén conectados al mismo tiempo. Finalmente, otros riesgos añadidos podrían ser que el menor haga un mal uso del juguete, exponiéndose a sí mismo o a otras personas como, por ejemplo, utilizando la cámara o el micrófono de su juguete para grabar sin permiso a otras personas o burlarse de ellas.
En las siguiente infografías de Conversia te damos algunos consejos para tener en cuenta a la hora de comprar e interactuar con un juguete conectado.
Descubre más noticias sobre juguetes conectados en este blog de Conversia.
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